Hace nueve días, 8,000 migrantes partieron en caravana desde Tapachula y, tras dos paradas de descanso y tres días de marcha, quedaron varados en Huixtla, donde se establecieron bajo un domo proporcionado por la municipalidad y sus alrededores.
Una semana después de la llegada de la caravana a Huixtla, más de 5,000 migrantes siguen esperando obtener los documentos necesarios emitidos por el Instituto Nacional de Migración (INM) para poder transitar por el país.
los migrantes de más de 10 nacionalidades diferentes esperaban recibir buenas noticias, pero las autoridades no respondieron a las demandas de los organizadores de la caravana.
"Irineo Mujica, director de la organización no gubernamental Pueblos Sin Fronteras, declaró a los periodistas que hemos estado solicitando la atención del INM, pero en cambio hemos recibido un completo silencio".
Bajo la dirección de Mujica, alrededor de 800 migrantes bloquearon durante varias horas los accesos al Centro de Atención Integral al Tránsito Fronterizo (CAITF), donde se encuentran las oficinas del INM.
La mayoría de estos migrantes son provenientes de países centroamericanos y de Venezuela, y reclaman al INM que les entregue el documento "Fórmula Migratoria Múltiple" (FMM), válido por 40 días, que les permitiría avanzar hacia la frontera con Estados Unidos.
Según los informes periodísticos, la policía con equipo antidisturbios observó la manifestación, pero no impidió su realización.
Desde entonces, se han reportado casos de niños y adultos con problemas gastrointestinales y síntomas gripales, además de ampollas en los pies y otros males.
La caravana de migrantes lleva ya seis días estacionada en Huixtla, Chiapas, sin que el Instituto Nacional de Migración (INM) responda a su demanda de documentos de tránsito para continuar su camino hacia la frontera norte.
Los migrantes provenientes de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Venezuela, Cuba y otras nacionalidades han expresado su desesperación debido a la falta de atención por parte de las autoridades migratorias.
"Ha sido muy difícil, llevamos aquí desde el miércoles, hay muchas personas que ya no quieren continuar porque se están desmayando y los niños se están enfermando", dijo Ana Griselda Martínez, una hondureña que viaja con su esposo.
Martínez también mencionó que en el campamento instalado en una cancha techada en Huixtla, algunas familias apenas comen una vez al día y otras tienen que compartir la poca comida que consiguen.
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